lunes, 28 de mayo de 2018

Nos vamos a Jaén

Por fin llegó el día que tanto estábamos esperando.
El martes 15 de mayo representamos nuestra obra de teatro en la entrega del Galardón Ecoescuela. Por lo cual debíamos estar en el colegio a las 7 de la mañana. Vino casi toda la clase, a pesar de que había que madrugar.
El trayecto fue largo e íbamos acompañados por otro colegio.
Al llegar conocimos a Pablo - nuestro monitor que nos acompañaría en la visita por Jaén.
Desayunamos en una sala de congresos donde algunos compañeros se creían jueces y hablaban por los micrófonos.
Vimos el escenario y era pequeño, sin telón pero por lo menos con focos, aunque no eran de colores. Nosotros fuimos los primeros en actuar, los que abríamos el espectáculo. Estábamos muy nerviosos porque nos estaban viendo 400 personas. Hubo unos fallos, pero el que más se notó era en la escena de la investigación de las toallitas cuando a Cristian se le olvidaron las palabras, pero Victoria salvó la situación.
Después de terminar nuestro teatro, una mujer nos felicitó por nuestra profesionalidad y que éramos actores y actrices con mucho nivel.

El acto de la entrega del Galardón fue largo y aburrido porque había muchos colegios que salían por su bandera verde. Estuvimos atentos unos cuantos minutos, pero ya nos desconcentramos por completo cuando nos dieron una mochila de regalo que contenía una gorra, un libro sobre los parques naturales de Jaén, aceite de oliva lo más ecológico posible, una pegatina, un bolígrafo y una chapa.

Ya eran las dos de la tarde y Pablo nos llevó a una parte de las bolsas de comida. Y era: un bocadillo de jamón serrano, una fruta y un bizcocho con anís y azúcar.
Después de comer fuimos en autobús a ver la catedral de Jaén. Nos pareció muy bonita la arquitectura y aprendimos algunas cosas nuevas como los estilos en los que estaba construida y el hecho de que enterraran a los obispos directamente debajo de la catedral. Allí hay muchas leyendas: la de un niño que se cayó de la barandilla y después de su muerte se escuchaban pasos e incluso se veía su sombra; u otra de los espíritus que entran cuando se cierran las puertas.
Nuestro tiempo se terminaba y ya era hora de irnos para el autobús.
Estábamos super cansados después de tantas horas y todo. Pero valió la pena volver a hacer nuestro teatro.

Mauricio y Angélica

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